El Caballero de la Armadura Oxidada, de Robert Fisher, un libro sencillo pero que se lee con lágrimas en los ojos.
He seleccionado una pequeña parte que me ha tocado y ha llegado muy dentro
María Cecilia
"Aunque este universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido"
El caballero reflexionó sobre algunas de las cosas "conocidas" a las que se había aferrado durante toda su vida. Estaba su identidad -quién creía que era y que no era-. Estaban sus creencias -aquello que pensaba que era verdad y lo que consideraba falso-. Y estaban sus juicios -las cosas que tenía por buenas y aquellas que consideraba malas.
Pensando que moriría, se dejo ir y se precipito al abismo, a la profundidad infinita de sus recuerdos. Fue cayendo cada vez mas rápidamente, vertiginosamente, mientras su mente descendía hacia su corazón.
Le sobrevino una desconocida sensación de calma y algo muy extraño le sucedió: empezó a caer hacia arriba!.
Había soltado todo aquello que había temido y todo aquello que había sabido y poseído.
Antes, el temor a lo desconocido había entumecido sus sentidos, pero ahora podía experimentar todo con una claridad sorprendente. La calidez del sol del atardecer, la melodía de la suave brisa de la montaña y la belleza de las formas y los colores de la naturaleza que pintaban el paisaje, causaron un placer indescriptible al caballero. Su corazón rebosaba de amor
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