Al gentil caballero de la luz
Eres viento rápido en la hora del ocaso,
melódico, trazas giros en torno a mi,
jugueteas con mi rostro sorprendido,
alegremente silbas y vas de paso.
Grito analfabetas risas neonatas,
en franca lid, al corazón y a la mente,
insto e indago, solo un código conocido
saboreo, palpo y siento.
Se agolpan las alegrías de los sueños,
prestando dádivas a la conciencia,
cómplice inagotable del color,
de la magia que me recoge.
Me paro frente a tu imagen inconclusa,
Cómo puedo explicar al aire y a la sangre?
qué diré a las noches insomnes,
ahora que eres mi piel?.
Eres, como la montaña preñada de nogales,
el sonoro canto de las piedras en el río,
el aire dulce de la niebla,
el ritmo suave de la naturaleza.
Eres, el óleo que palpita en el pincel,
el lápiz que captura los secretos,
la promesa de la hoja en blanco,
un brindis a la expresión.
Eres, las palabras cómplices
análogas, simbólicas, únicas
que emergen en mi mundo
habitado por la fantasía
Eres todo lo que quiero y anhelo,
un sentimiento desprendido de ti,
no pide tu vida ni te desangra,
y enamorado permanece en pie.
Te amo
María Cecilia Murcia Segura
7 de Octubre de 2010