La noche sueña, ¡¡¡extrañamente!!!
El tintero ha caido sobre el pergamino
Las manos cansadas recrean la caligrafía
Cabecea, cavila y divaga el Amanuense.
Habita un frío castillo membranoso
Húmedo, mineral y eléctrico
Transita en solitaria danza
Entre surcos y circonvoluciones.
La corteza dictamina emociones
Se adueña de sensaciones irresolutas
Dirime la decadencia o la hegemonía
De una conciencia que cree, es absoluta.
Sin hipótesis palpables ni conocidas
Frente a sorprendente encuentro
De inmaterial sapiente contendor
La inteligencia, dice no existe.
Adulterio concupiscente al conocimiento
De extrañas nupcias intelectuales
Atadas a su sombra, ahora fugitiva
Inercia atada a la costumbre.
Reflexivo y dueño del universo
Deja signáculos que cree doctos
El tintero y su pluma cómplices
Cierran sus párpados en la noche.
María Cecilia Murcia Segura
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