Páginas

miércoles, 28 de abril de 2010

¿Y AHORA, QUIÉN SOY? Ma. Cecilia Murcia

Soy la que no soy, ahora que no me pertenezco
Las agujas del reloj no entienden mi tiempo
No reconozco el amanecer ni el crepúsculo
Mis ojos no entienden la bruma, ni el viento
Oh, mis pies enloquecen en este laberinto.

Se cae la piel que me contiene, estoy mudando
Sus receptores aprenden códigos como ráfagas
Nuevas sensaciones invaden mi torrente
Las alas se despliegan lentamente
Aún temo y aferrándome respiro 

Un escalofrío inquieta a mi alma desprevenida
El viento se desliza suavemente entre mi cuerpo
Las escamas vibran a su paso
Me han sellado en libertad
Soy mariposa

viernes, 23 de abril de 2010

EL OCULTO. Ma. Cecilia Murcia

Lo que toca y sensibiliza el corazón
Se asemeja a la hoja que arrastra el viento
No prevé ni anticipa su oscilación
Sus delicadas membranas estremece
Las cadenas de razonamientos inevitables
Como invisibles y aceptadas ataduras
No representan la sutil gestación
De la verdad o de la mentira
El sentimiento, como el capricho
Crece con voluntad propia
Escapa como agua entre los dedos
Ante la implacable red escrutadora
El amor y la razón
Son duelistas que esgrimen armas
Como enemigos irreconciliables
Ahogando el respiro y el latido de la vida
¿Cuántas veces te presentaste ante mi?
¿Cuántas otras tengo que rechazarte
Y seguir observando desde mi orilla
Las veces que me abandonas como ola?
Pasa rápido para que no te sienta
Cerraré mis ojos para no percibirte
Tan solo, no toques mis párpados
Sigue adelante, cumple con lo tuyo.

PALABRAS, Ma. Cecilia Murcia

Palabras consteladas en la profundidad nocturna
Multitud de luces infinitas que titilan
Diamantes eternos de brillo que fulgura
Sueños inalcanzables, espectáculo de hermosura.

Palabras de luna blanca frente a los ojos
Gemelas nocturnas en fuego palpitante
Almas abiertas que se tocan en el viento
Alas de miel, caricias en los párpados.

Palabras lluviosas, tormenta en un cielo gris
Relámpagos de secretos revelados
Lágrimas torrenciales como ríos encontrados
Caudal de mil colores ciertos y promisorios.

Palabras que regresan como un eco
Vienen y van en fuga sin luz propia
Ensordecen en su carrera angustiosa
No saben de nada, solo de sí mismas.

Palabras rocosas, tropiezo al andar
Grandes enigmas, duras e implacables
Oscuras, sombrías e impenetrables
Golpean, se retiran, dejan huella.

Palabras de sol, calidez de medio día,
Inocencia de luz, de verdad, de alegría
Atardecer de musicales risas infantiles
Como elixir que satisface la sed del corazón.

Palabras oceánicas de mar azul
Dimensión de profundidad desconocida
Inconmensurables, sentidas, espirituales
Secretos por descubrir, respuestas de vida.

Y mis palabras, mis palabras no se qué son para ti
Son consteladas, de luna, de lluvia,
De sol, oceánicas, rocosas
Pero como palabras de eco, regresan a mi vacías.


UN ENCUENTRO, Ma. Cecilia Murcia

Podemos romper el tiempo, la distancia
detenernos en algún espacio del aire
aunar el respiro, armonizarlo y ver hacia el infinito
entonces, podremos encontrarnos


LOS ANHELOS - María Cecilia Murcia

La fantasía siempre rondando en la mente,
jugando ases al confundido corazón,
que aunque ciego quiere percibir
lo que hay mas allá de la bruma.

Cuántos sueños por consumar
El secreto que captura lo que se quiere decir,
la palabra anudada a la que nunca se llega,
el temor al que se le entrega la victoria.

Es una danza por el vaivén
entre la espera y el desvanecimiento.
Tal vez es la muerte del derroche
y la hegemonía del vacío.

Es el telón que se levanta a repetición
para que los bufones rían en su dolor
ante los expectantes delirios de realidad,
fuego que pretende reducir a cenizas el corazón.

Son los residuos del combate aciago,
Entre el delirio, los sueños y las verdades
Juega una única alternativa en manos del Eterno
Para encontrar la realización certera de sus anhelos


María Cecilia Murcia

INSIGNIFICANCIA, Ma. Cecilia Murcia

Era solo un cuerpo
Recogido e impávido
Por el lodo acuciante
Como costra en la herida.


La sangre en las venas
Con su nombre impostado
Ya no era suya
Se detenía en el ventrículo.


Un destello de luz
Ensombrecido en cenizas
Golpeaba sus ojos profundos
Y sus párpados de piedra.


Escenas por millares
Se atropellaban con fiereza
En su mente atemorizada
Incapaz de recogerlas.


Miradas brillantes
Momentos palpitantes
Luchaban por el protagonismo
De amores inconclusos.


Un enigma no descifrado
Palabras incapaces
Tangentes a su marcha
De atardeceres incompletos.


La verdad que grita
Al apremio insaciable
El cuerpo se estremece
Disgusto sobrecogedor.


Sus neuronas conscientes
De infinitos códigos creados
Permiten que los colores
Llenen cada poro de su piel.


Su cabeza gira rápidamente
El aire invade su torrente
Se refresca en lo Eterno
Que cobra fortaleza.


Hay poder que le sustenta
Que entrega en sus manos
Su dimensión espiritual
La hace ahora liviana y etérea



PALABRAS MUDAS - María Cecilia Murcia


Estoy fuera de mí, a tu alcance
Y estoy dentro de mí, escondida
Evocando la sed que te reclama
Bebiendo el cáliz de mi fantasía.

Pasa una sombra sobre mis párpados
Incierta sensación que me estremece
Una extraña quietud que expectante
Alerta a mi espíritu perceptivo.

Me atrae la fuerza que me reclama
Regresando al ahora rauda y vigilante
Me observas memorizando mis sonrisas
Estaba fuera de mi, a tu alcance.

Gritas palabras mudas en tus ojos
Ensordece el silencio combatiente
Las lágrimas huyen en la sangre
El dolor que conocemos las ahoga.

Tantas preguntas sin preguntas
Tantas respuestas sin respuestas
La realidad encarcela lo que siento
Reprime el abrazo y el aliento.

Te entrego el aire que te besa
Promete llenar de brillo tus sonrisas
Quimera anhelada para tu alma
Que halló nido en mi cuerpo.

María Cecilia Murcia

PRESUROSA CAÍDA - María Cecilia Murcia

El raudo cause arremolinado
Golpea con fiereza las raíces
Desentrañando cruelmente la savia
Enturbiando el aire, mi esencia.


Los sueños de otras voces
Gritan con desespero profundo
Encegueciendo en medio de la bruma
La senda pausada de mis pies.


¿Por qué me quieren arrebatar
El aliento de mi último suspiro;
Me agotan, me secan.
¿Cómo podré recobrarme?


Estoy como una hoja de papel
Arrugada, apretada, inservible
Escrita, usada, manchada
No hay espacio para líneas.


Inexplicables vocablos sin sentido
¿Cómo conjugar este verbo de inercia
Que me rodea y exhala sobre mí,
Fuertes golpes mortíferos?


Los labios se secan por el silencio,
En la ausencia explicable de palabras
En las cenizas de visiones cinéticas
Aplacadas como viles residuos.


Inexplicables tierras movedizas
Silenciosamente se roban el aliento
El tiempo gotea segundo a segundo
Su verdad inamovible que no negocia.


Esta humanidad en vertiginosa involución
Festeja la ignominia de su cerebro
Llevando al fuego las esperanzas.
¿Dónde están? ¿Dónde están?


¿Por qué estoy en medio
De estos parajes sabiendo
Que allí está y me acecha
Y no porto la espada de la lucha?


¿Por qué mis pies están cansados
y no soportan mi peso?
¿Por qué estoy agotada?
¿Dime, Por qué?


María Cecilia Murcia Segura

MEMORIA DE AGUA - María Cecilia Murcia

Eres primicia en la luz de la mañana
la ruta incansable hacia mis sonrisas
la memoria de agua sobre tu rostro
el sueño anidado en tu aliento.

Vives en la conclusión nocturna
cerrando los párpados a la luna
asaltando el recóndito profundo
de cada estrella atada a mi alma.

Eres el dueño de esta mitad
reflejo de tu particularidad
tallada con oro en el corazón
complemento arrojado al aire.

Mi mente divaga en medio de la lucha
de un ciclo que no logra llegar a su fin
no quiero esa marcha inconclusa
de una ola que no alcanza su playa.

Escucha mi grito en el viento
no me esconderé en la impavidez
que pretende no reconocerte
regresa, fúndete en mi piel.

María Cecilia Murcia

Persiguiendo faros de luz - María Cecilia Murcia


Cien pasos repetidos, ya no hacen huellas
siempre marchando en círculo sobre lo vivido
Hacia dónde fuiste, hacia dónde voy
Persiguiendo faros de luz desde la ventana.


Cien lunas, cómplices nocturnas de los sueños
vaguedades, suspiros, dolor adormecido
Cuál es tu horizonte, dónde estarás hoy
Cortando rosas de amor para la semana.


Cien palabras mudas, ininteligibles voces
Inútil, vano sacrificio incomprendido
Tomas otra mano, caminando sola estoy
Borrando lágrimas ahora muy lejana.


Cien besos, durmieron en las noches 
como aves aleteando hacia su cálido nido
                                               Te desato de mi pecho, libertad te doy 
                                               Recordando, mi alma siempre a ti cercana.


UNA VEZ MÁS - María Cecilia Murcia S

Quiero volver a enamorarme
Ver el color del viento
La sonrisa del agua
El sol en cada esquina.

Quiero las noches en un puerto
Manzanas sobre mi lecho
El amor que consume
Cada centímetro de mi piel.

Quiero el testimonio de la vida
Bajo mis manos tributarias
La huella trascendente
De una estrella sobre mi cielo.

Quiero este río que me recorre
Dejarlo fluir a una orilla
Como raíz infinita
En su afán de diáfana identidad.

Quiero hablar ese lenguaje
Que mudo vive en mí.

María Cecilia Murcia

VIVES EN MI - María Cecilia Murcia

He seguido un camino que me aleja de ti
Pero tú estás ahí en cada suspiro
Cuando mi corazón se hace agua
Y mis ojos no lo pueden contener

La luz del día juguetea con tu recuerdo
Con tu ritual que se hizo mío
tu rostro sonriendo a mi alma
Y a mi lado no te puedo retener

Creía que al seguir te podía dejar atrás
Pero reconozco tus huellas a cada paso
Tus notas de alegría que llevo dentro
Y te extraño hasta que me duele respirar

Cierro mis ojos buscándote reír
Siento como te alcanzo y toco tu espíritu
Se que estás allí, nuevamente
y te vuelvo a sentir muy cerca de mi

María Cecilia Murcia



DOLOR DE PATRIA, María Cecilia Murcia S

Certificado de Registro de Obra Literaria Inédita 10-253-148
Ministerio del Interior y de Justicia - Dirección Nacional de Derechos de Autor

La violencia que inunda el rojo de nuestra bandera
Nace en el fruto equivocado de la tierra
Confundido bajo una nube tormentosa
Tras la mano egoísta del titiritero.

El cóndor ya no vuela alto
Sus alas han sido quebradas
Por la ignominia de sicarios, pandilleros y ladrones
Que atormentan las huellas de nuestros pasos.

Esa oscuridad que nos ahoga
No puede perpetuarse en nuestra sangre
Sigamos sembrando esperanza
Con buen fruto, ganemos la batalla.

 
Colombia mía, uno mi mano a la de otros
Para realizar los sueños que anhelamos
Que las orquídeas aún florezcan en los campos
Que las palmas de cera, se yergan en tus montes.

Las madres meceremos la cuna de la patria
Forjando fortaleza, esperanza y optimismo
Para que el llanto de los niños, sea solo de alegría
Y el porvenir del joven sea de realizaciones.

A ti Padre Mío, entrego mis palabras en oración
Ruego que tu Reino venga a nuestro corazón
Y Tu Voluntad pinte nuestra tierra
Marcando el derrotero de nuestra nación.

María Cecilia Murcia Segura