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jueves, 12 de agosto de 2010

REMOLINOS - Ma Cecilia Murcia

Las ondas del mar llegan de continuo a mis pies
Rozan mis huellas y las llevan suavemente
Entre remolinos que me seducen delicadamente
Y me voy abrazada en medio de su magia.

No defino mis límites entre mis aguas y sus aguas
Estoy líquida y esta sensación me recorre
Siento que quiero tocar cada secreto de su interior
Y deliciosamente apresuro mi extensión.

Es tan suave este andar hacia lo profundo
Mis venas pulsadas como cuerdas afinadas vibran
Estoy rítmica, su melodía me arrebata
Se agitan y se extienden impulsándole dentro de mí.

Doy giros que rompen con fuerza contra las rocas
Me alertan, me gritan, quieren decirme algo
el aire sorprendido con mi presencia golpea mi rostro
y nuevamente en el agua ahora es vacía, abismal.

Estoy en medio del ir y venir cada uno con su fuerza
Quiero sostenerme para perpetuar la belleza
Pero mis huellas de nuevo en la orilla me reclaman
El sol esconde su fulgor... es hora de regresar.


MARÍA CECILIA MURCIA SEGURA

miércoles, 4 de agosto de 2010

HE GIRADO MI CABEZA - Ma Cecilia Murcia

Giro mi cabeza, hace parte de un espacio de reflexión que me sitúa frente a lo que quiero alcanzar, pasando por todas las vicisitudes de lo que significa ir en pos de un sueño. Convoco a Dios, a mis hijos y a todos aquellos que me han apoyado cuando he estado en medio de las "pruebas"


HE GIRADO MI CABEZA

PRIMERA PARTE

I

Corría rápidamente en torno de mi cuerpo
Mi mente desprevenida era cuidadosamente trabajada
Con palabras hechas de papel, él me enlazaba.

Se carcajeaba cuando su pie era mi tropiezo
Solo golpes y tormentas a mi paso encontraba
Arrebatar y destruir lo que no tenía, él lo anhelaba.

Estaba envuelto en sí mismo, era putrefacto
Su piel hedía, transpiraba su veneno estancado
Me empequeñecía dentro, en su oscuridad me encerraba



II

Era solo un gusano ciego y me arrastraba
Caía y tenía que volver sobre mis pasos
Todo era estrecho y a ningún lado me llevaba.

Tantas veces paré en medio de mi ahogo
Gritando a grandes voces dentro de mi alma
Agotada, ya sin fuerzas caía desmayada.

De mis párpados brotaban dolientes lágrimas
La costra envolvente fue ablandada y desprendida.
¿Cómo permití que me enlodaran? preguntaba

Desde el cielo Su voz profunda fue escuchada
Su luz iluminó en la oscuridad que prevalecía
Y mis pasos se apuraron, era rescatada.

Ahora había un camino que me esperaba
Atrapé Su Verdad entre mis manos ansiosas
Ese haz de luz que me iluminaba.

Emocionada, me arrastré apresurada
Adherí la cola y con hilos se seda fui rodeada
Por nuevas membranas fui encapsulada.



SEGUNDA PARTE

III

Contenida por el tejido larvario que he mudado,
La estructura cambiaba en mi interior
Fuera, todo estaba por conocer.

Decían otras orugas que los vientos alisios
Nos llevarían en vuelo sobre el amplio mar
Nuevas frutas, nuevos sabores.

Fantaseaba, caminaba y soñaba,
Los paisajes se agolpaban en mi mente
Cerré mis ojos y me quedé dormida.

Ahora yo estaba adentro, ¿adentro?, no entendía
La pupa me contenía en mi propio tejido primario
Mi cuerpo había quedado atrapado.

Tenía que salir, había un mundo por conocer
Angustiosa sensación de ahogo, de límites
Luché con ahínco hasta romper la membrana.

Una vez afuera vi que yo, ¡ya no era yo!
La sangre había recorrido mi cuerpo
Hasta hacer que unas alas se desplegaran.

He girado mi cabeza, necesito verlas
Extendidas, hermosas, iridiscentes
Azules, profundas como el cielo limpio.

Sorprenden los brillos de las pequeñas escamas
Tan delicadas, suaves y son miles
Juegan con el viento y yo río.

En el espacio espero mi momento de gloria
El viento pasa en medio para llevarme con él
Pero necesita de mí para impulsarme.


IV
Absorta en la fantasía circundante
La miel de la mente me embebe
Presagia rutas para los sueños.

El corazón está henchido
Debe derramarse gota a gota
En la ilimitada fertilidad.

Codifico de colores la emoción
Me llevo esta incontenible alegría
Oxígeno vital, a mi pecho.

Persigo el sol que besa la tarde
El ocaso lleva la luz a lo postrero
Que abraza y me recoge.

martes, 3 de agosto de 2010

SIGNÁCULOS. Ma. Cecilia Murcia



La noche sueña, ¡¡¡extrañamente!!!
El tintero ha caido sobre el pergamino
Las manos cansadas recrean la caligrafía
Cabecea, cavila y divaga el Amanuense.

Habita un frío castillo membranoso
Húmedo, mineral y eléctrico
Transita en solitaria danza
Entre surcos y circonvoluciones.

La corteza dictamina emociones
Se adueña de sensaciones irresolutas
Dirime la decadencia o la hegemonía
De una conciencia que cree, es absoluta.

Sin hipótesis palpables ni conocidas
Frente a sorprendente encuentro
De inmaterial sapiente contendor
La inteligencia, dice no existe.

Adulterio concupiscente al conocimiento
De extrañas nupcias intelectuales
Atadas a su sombra, ahora fugitiva
Inercia atada a la costumbre.

Reflexivo y dueño del universo
Deja signáculos que cree doctos
El tintero y su pluma cómplices
Cierran sus párpados en la noche.


María Cecilia Murcia Segura