Fragmento

con el movimiento del tallo,
y el desprendimiento de la hoja
cayendo hacia la tierra.
Se escribe como si la corriente
siguiera siempre allí,
junto a las riberas
y las copas
y las reses libres,
que se internan
y llegan al punto
del que constantemente se está partiendo.
Se escribe con el estruendo diario
del agua desmoronándose
sobre los peñascos,
y el perfil nítido
del rayo atravesando los ramajes.
Se escribe para que el vocablo
no permanezca desterrado,
desarraigado de los mil ejes
que atan al río íntimo,
particular,
mientras alguien
recupera su derecho,
y en otro la oscuridad lo desvincula,
le rompe la clara cercanía de la brisa
hacia el amor más cierto.
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