Mientras las sensaciones fluían por mi cuerpo, mi mente había empezado a dibujar su rostro como una transparencia que se conjugaba entre los árboles. Sus ojos chispeaban por el brillo de su alma y yo, estaba allí acariciándolo con mis manos invisibles.
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sábado, 9 de marzo de 2013
DE LO INTANGIBLE, María Cecilia Murcia Segura
Estaba muy quieta observando a través de la ventana del auto, ese tapete de sembrados que se tejía hermosamente en las montañas. Los verdes eran tan diversos, sorprendía la viveza entre tantas tonalidades. El viento refrescaba mi rostro y me invadía una sensación de bienestar y armonía.
Mientras las sensaciones fluían por mi cuerpo, mi mente había empezado a dibujar su rostro como una transparencia que se conjugaba entre los árboles. Sus ojos chispeaban por el brillo de su alma y yo, estaba allí acariciándolo con mis manos invisibles.
Sello tu existencia en mi sangre, aunque no la percibo como todo lo que veo, o palpo, o escucho. Tu estás hecho de palabras, haces parte del inventario de lo intangible, que es todo.
Mientras las sensaciones fluían por mi cuerpo, mi mente había empezado a dibujar su rostro como una transparencia que se conjugaba entre los árboles. Sus ojos chispeaban por el brillo de su alma y yo, estaba allí acariciándolo con mis manos invisibles.
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