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jueves, 31 de julio de 2014

NOCTURNO - Rubén Darío

Quiero expresar mi angustia en versos que abolida
dirán mi juventud de rosas y de ensueños,             
y la desfloración amarga de mi vida
por un vasto dolor y cuidados pequeños.             

Y el viaje a un vago Oriente por entrevistos barcos,
y el grano de oraciones que floreció en blasfemias,             
y los azoramientos del cisne entre los charcos,
y el falso azul nocturno de inquerida bohemia.            

Lejano clavicordio que en silencio y olvido
no diste nunca al sueño la sublime sonata,             
huérfano esquife, árbol insigne, oscuro nido
que suavizó la noche de dulzura de plata...             

Esperanza olorosa a hierbas frescas, trino
del ruiseñor primaveral y matinal,             
azucena tronchada por un fatal destino,
rebusca de la dicha, persecución del mal...             

El ánfora funesta del divino veneno
que ha de hacer por la vida la tortura interior;             
la conciencia espantable de nuestro humano cieno
y el horror de sentirse pasajero, el horror
            
de ir a tientas, en intermitentes espantos,
hacia lo inevitable desconocido, y la             
pesadilla brutal de este dormir de llantos
¡de la cual no hay más que Ella que nos despertará!     

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