Se escribe con ribetes de sol,
reminiscencias errabundas,
presencias de entrañas,
soplos de desiertos,
restos de dinosaurios.
Se escribe con la embestida
de las cosechas de los hombres,
ciudades,
campos,
y con la luz y la sombra
yendo de una orilla
hacia otra orilla.
__________________________
Una palabra es el grano,
la mazorca,
la espadaña,
el alero,
el amor desde donde se mira
lo inmenso, y se percibe
como si yo, la palabra,
la reflejada en el zumo,
la oblicua,
por sobre el cero,
más allá de la corteza
y el confín anterior,
fuera un cuerpo más
entre los cuerpos de los espacios,
y la que a veces, está apartada,
alejada de la voz,
por la ausencia
de los lechos que profundizan,
de las arenas serenamente esplendentes,
o porque la timidez
impidió prolongar
el largo cauce hacia el sol.
______________________________
reminiscencias errabundas,
presencias de entrañas,
soplos de desiertos,
restos de dinosaurios.
Se escribe con la embestida
de las cosechas de los hombres,
ciudades,
campos,
y con la luz y la sombra
yendo de una orilla
hacia otra orilla.
__________________________
Una palabra es el grano,
la mazorca,
la espadaña,
el alero,
el amor desde donde se mira
lo inmenso, y se percibe
como si yo, la palabra,
la reflejada en el zumo,
la oblicua,
por sobre el cero,
más allá de la corteza
y el confín anterior,
fuera un cuerpo más
entre los cuerpos de los espacios,
y la que a veces, está apartada,
alejada de la voz,
por la ausencia
de los lechos que profundizan,
de las arenas serenamente esplendentes,
o porque la timidez
impidió prolongar
el largo cauce hacia el sol.
______________________________
Mas pocos conocen
que precisamente soy yo,
la palabra,
la que une los perfiles,
los presentimientos;
la que conduce al centro
de lo impronunciable,
de lo fijo en el cúmulo
que llevará hacia la red única.
que precisamente soy yo,
la palabra,
la que une los perfiles,
los presentimientos;
la que conduce al centro
de lo impronunciable,
de lo fijo en el cúmulo
que llevará hacia la red única.
______________________________
Y quizás también sea yo,
junto con cordilleras,
montañas, océanos, caseríos, siembras,
la que permanece cerca de los manantiales
para que la carga de las aguas pase,
se deslice, no se detenga,
y puedan enlazarse los rayos frescos,
violentos,
convulsos, acariciantes,
del siglo en los siglos, para los siglos.
junto con cordilleras,
montañas, océanos, caseríos, siembras,
la que permanece cerca de los manantiales
para que la carga de las aguas pase,
se deslice, no se detenga,
y puedan enlazarse los rayos frescos,
violentos,
convulsos, acariciantes,
del siglo en los siglos, para los siglos.
______________________________
Estoy en cada visión,
en cada pupila,
en cada latido,
y estoy en el celaje
presta a alcanzar el otro extremo,
y a partir en la otra nube,
y arribar al otro límite
donde tierra y mar se unen
en una apretada raya
que circula conmigo por los aires,
montes,
alturas,
como si ella y yo
fuésemos una sola y misma cosa.
en cada pupila,
en cada latido,
y estoy en el celaje
presta a alcanzar el otro extremo,
y a partir en la otra nube,
y arribar al otro límite
donde tierra y mar se unen
en una apretada raya
que circula conmigo por los aires,
montes,
alturas,
como si ella y yo
fuésemos una sola y misma cosa.
______________________________
Pienso en el día
en que los hombres de los edificios,
de los cometas,
de la lógica
y la cibernética,
me sientan,
más aún,
me tomen en piedra lisa,
sin centro,
sin interioridad,
que no gira,
no irrumpe y no es capaz
de acercarse al rojo e inducirlo,
y darle la mano a lo lejano
y azuzar la hoguera, el mentón,
y ensartar lo estable del paraje
con la savia de innata movilidad.
Pero,
¡qué sorpresa recibirían los hombres
si conocieran cuántas faces
y cuántos trajes poseo!
en que los hombres de los edificios,
de los cometas,
de la lógica
y la cibernética,
me sientan,
más aún,
me tomen en piedra lisa,
sin centro,
sin interioridad,
que no gira,
no irrumpe y no es capaz
de acercarse al rojo e inducirlo,
y darle la mano a lo lejano
y azuzar la hoguera, el mentón,
y ensartar lo estable del paraje
con la savia de innata movilidad.
Pero,
¡qué sorpresa recibirían los hombres
si conocieran cuántas faces
y cuántos trajes poseo!
LAURA LERET refiere estos interesantes conceptos de gran peso sobre Elizabeth Schön:
"La lectura de la obra de
Elizabeth Schön revela al lector los secretos que la poetisa alojaba en
su alma: la circularidad, las múltiples vinculaciones de lo natural, la
concavidad y la imagen sempiterna del río", explicó Wilfredo
Carrizales, agregado cultural de la Embajada venezolana.
En opinión del diplomático, en la
poesía de Schön la naturaleza es lo esencial y en sus versos
"fluye la corriente vital que sustenta al mundo", y no existen
ni la queja ni la lamentación que ubican al hombre en un lugar
seguro y en un ámbito de serena reflexión.