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viernes, 23 de abril de 2010

INSIGNIFICANCIA, Ma. Cecilia Murcia

Era solo un cuerpo
Recogido e impávido
Por el lodo acuciante
Como costra en la herida.


La sangre en las venas
Con su nombre impostado
Ya no era suya
Se detenía en el ventrículo.


Un destello de luz
Ensombrecido en cenizas
Golpeaba sus ojos profundos
Y sus párpados de piedra.


Escenas por millares
Se atropellaban con fiereza
En su mente atemorizada
Incapaz de recogerlas.


Miradas brillantes
Momentos palpitantes
Luchaban por el protagonismo
De amores inconclusos.


Un enigma no descifrado
Palabras incapaces
Tangentes a su marcha
De atardeceres incompletos.


La verdad que grita
Al apremio insaciable
El cuerpo se estremece
Disgusto sobrecogedor.


Sus neuronas conscientes
De infinitos códigos creados
Permiten que los colores
Llenen cada poro de su piel.


Su cabeza gira rápidamente
El aire invade su torrente
Se refresca en lo Eterno
Que cobra fortaleza.


Hay poder que le sustenta
Que entrega en sus manos
Su dimensión espiritual
La hace ahora liviana y etérea



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