Con el deseo de dilucidar "los reflejos" de Blanca Varela en su poesía, encontré una entrevista concedida al programa "Presencia Cultural", ¡¡¡maravillosa!!! que me gustó muchísimo y me hacía gracia a la vez.
Había leído biografías donde aseguraban sobre personas y situaciones que ejercieron influencia en su producción escrita. En sus palabras expresó lo que yo quería saber y distaba de aquellas afirmaciones.
Transcribo algunos fragmentos de la entrevista:
¿QUÉ ES LA POESÍA?
“Es una manera de ser, una manera de estar en el mundo sobre todo…"
¿QUÉ LE PERMITE LA POESÍA?
Me permite acceso a una serie de
estratos, más allá de la realidad de
alguna manera y al mismo tiempo me permite recrear ciertas cosas, no tener ese
contacto tan duro y tan directo, con el mundo, con la realidad,
¿Y ESOS ESTRATOS CUÁLES SON?
Bueno no sé, quizás el de una
cierta abstracción, no?, algún deseo de hacer una cierta fantasía sobre las
cosas. No sé, finalmente no trato de hablar sobre la poesía, yo creo que asunto
de críticos, más que de poetas, los poetas tratamos de hacer poesía, los
críticos la comentan.
BLANCA VARELA ¿POR QUÉ ESCRIBE? ¿ESCRIBE POR UNA NECESIDAD? ¿ESCRIBE POR HERENCIA DE REPENTE? TIENE FAMILIA… ESCRIBE PARA LIBERARSE DE
ALGO?, ¿ESCRIBE COMO CATARSIS? ¿POR QUÉ O PARA QUÉ ESCRIBE BLANCA VARELA? No sé,
yo siempre he dicho que escribí, comencé a escribir muy pequeña, es cierto, muy joven, yo tengo una familia de gente que
siempre ha intentado, ha escrito.. ha intentado escribir o ha escrito, pero
para mí no sé, sobre todo es una forma de … ya lo había dicho antes, de estar en
el mundo y al mismo tiempo también de buscar otro, ¡otro ámbito!, otras cosas,
puede ser eso una catarsis? Tal vez, no lo sé. Puede ser también un diálogo
conmigo misma y responderme cosas que los demás no me responden, podría ser
todo eso, y otras veces no evitar los fantasmas sino crearlos, una buena
compañía son los fantasmas o los ángeles para los poetas, no?.
¿QUÉ PREGUNTAS, QUE NO HAY RESPUESTAS?
Perdón, que no hay
respuestas en si, perdón, (con gran énfasis) que no hay respuesta del mundo adulto, eso te digo de
cuando comencé a escribir poesía de niña, muy joven, en realidad comencé a
fabular, a inventarme respuestas, no?. Las respuestas eran un poco aterradoras a
veces, no?, pero ahí estaban, eran respuestas.
¿QUÉ
CLASE DE RESPUESTAS QUE ERAN TAN ATERADORAS? POR EJEMPLO No se, poco a poco uno
va descubriendo ciertas cosas por ejemplo con la experiencia humana, de
miseria, de dolor, de hambre, de amor, ciertas pasiones, ciertas cosas, no?… y
es un poco observar eso, no?… mucha gente dice que soy dura, que hago una
poesía seca, hiriente, yo no lo creo fíjese, creo que si, en el sentido en que
la trabajo, en que no soy sentimental… pero yo creo en el fondo lo que me
preocupa es el ser humano profundamente.
¿A PARTIR DE QUÉ ESCRIBE? ¿A PARTIR DE IMÁGENES?, DE
SENTIMIENTOS MUY FUERTES, DE FRUSTRACIONES, DE AMORES? DE QUÉ?... DE SUEÑOS?
De
un poco de todo eso que usted dice, yo creo… yo creo que de las experiencias de
todos los días, no?, un rostro, un animal, un acontecimiento callejero, a veces
una película, una escena de una película, unas líneas que leo en el periódico,
algo una noticia de esas un poco estremecedoras, no?, o divertidas también, de
allí nacen las cosas.
SE PERCIBE, ADEMÁS, UNA CLARA TENDENCIA A LA REFLEXIÓN EN SUS DOS NUEVOS LIBROS. ¿POR QUÉ ANTES ERA MÁS DESCRIPTIVA?
Mi primera poesía
es una poesía joven, llena de elementos, muy superficial, muy artificiosa,
estoy buscando por todos lados. Hay una especie de delirium interpretativo.
Todo servía para hacer poesía: el teléfono, el árbol, el rostro de una persona.
Creía, en ese momento, que interpretar mucho, que hacer muchas metáforas era
poesía. En realidad después me he dado cuenta de que ya no me agrada ese tipo
de poesía. Puedo hacerla, pero no me interesa, porque no me siento expresada de
esa manera. Prefiero la desvergüenza y la desnudez que ahora cultivo.
Sin duda, creo que
sí. Además hay una cierta tendencia mística. Pienso que son reflexiones que se
hace uno cuando ha cruzado cierta edad. Creo que, como alguna vez dije, no
pienso ser una vieja niña.
LA SOLEDAD ES OTRA PRESENCIA REITERADA EN SU POESÍA. EN LOS VERSOS DEL POEMA «Destiempo» dice: «Estréchame las manos, / la única luz que nos queda, / no me
dejes olvidada / en la cima de la ola».
¿USTED SE HA ENCONTRADO FRECUENTEMENTE SOLA?
Sí, muy sola.
¿TAL VEZ HA TENIDO MUCHAS FRUSTRACIONES? Sí, creo que sí.
Pienso que todos tenemos frustraciones, sobre todo cuando uno tiene modelos de
vida superiores. Hay, efectivamente, una incomunicación. Tal vez lo que no he
podido decirle a alguien, en algún momento de mi vida, lo puedo decir en
poesía.
USTED TAMBIÉN REFLEJA SU CONDICIÓN MATERNAL, COMO EN EL POEMA «ASA DE CUERVOS». PERO ¿POR QUÉ DE UNA MANERA TRÁGICA?
Simplemente digo
algo que es verdad: no se puede retener a un hijo ni hacerlo correctamente a la
manera de uno. Creo, por otra parte, que los padres utilizan a sus hijos y los
hijos a sus padres de alguna manera. Estas son relaciones muy complejas, como
ocurre entre marido y mujer: siempre hay una utilización mutua.
Considero, por eso,
que lo más importante, el mayor regalo que se le puede hacer a alguien que uno
ama es darle la capacidad de elegir lo que quiera, darle libertad. Creo que ese
es el sentido del poema. Ahora, desde el punto de vista emocional y biológico,
a una madre la comparo con una casa vacía, a donde el hijo no volverá. La
maternidad a mí me transformó mucho, porque hasta antes de tener hijos era una
persona muy poco comprometida con la vida.
TAMBIÉN LA PRESENCIA DE DIOS ES CONSTANTE EN SUS LIBROS, CITO UNOS VERSOS DE EL LIBRO DE BARRO «La mano de Dios es más grande que él mismo. / Su tacto enorme tañe los astros hasta el gemido».
Creo que tengo una relación con lo que podría ser Dios muy conflictiva, ya que no soy una persona creyente. Desde niña fui demasiado crítica y observadora para creer de manera definitiva. Pero tuve una época de misticismo como todos los niños. A los diez años uno piensa que no es posible haber nacido para morir luego; por lo pronto se considera un ser especial. De repente, la vida nos va enseñando y diciendo, probando y comprobando, que vamos a envejecer, tener dolores, algunos placeres y que vamos a morir.
Como no tengo esa
facilidad para creer, porque justamente soy muy inquisitiva en cuanto a la
autenticidad y a la realidad de las cosas... Pero claro que tengo apetito de
trascendencia. No del tipo de vida ultraterrenal luego de la muerte, no creo en
el Cielo. Pero sí quisiera que nuestro tránsito por aquí no fuese tan inútil,
que sirviese para algo, que ayudase a alguien. Esa es la preocupación que tengo
y que no se satisface con la religión. Por eso es que un tema constante en mi
poesía es esa especie de destino, de azar que nos hace estar aquí.
CREO QUE TAMBIÉN HAY UN TEMOR MUY CONTINUO A LA VEJEZ Y A LA MUERTE.
No, no les tengo
temor. Lo que pasa es que los miro de frente, los denuncio y hablo con ellos. A
mí me encantaría, como hay poetas viejos que lo hacen, escribir poemas de amor,
a un amor posible en el futuro. Pero no puedo escribir sobre eso. Es decir, lo
puedo escribir, pero no me sentiría expresada si lo hago, esas experiencias ya
las tuve.
No niego que puedan
suceder esas cosas, que un señor de ochenta años se enamore y pueda escribir
los poemas de amor más encendidos, como lo hizo Borges. A mí, desgraciadamente,
no me sucede, ojalá me sucediera. No, mi asunto no es ese. El mío es una
conversación conmigo misma, para ver si en algún momento descubro en mí algún
destello, algo que sea más sólido, algo que pertenezca a toda esa especie de
cosas que se me van de las manos todo el tiempo.
( Entrevista a Blanca Varela, parte 1). Diario La República, suplemento «Domingo». Lima, 15 de mayo de 1994. Págs. 25 y 26.
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