Hay momentos en que los silencios son estruendosos, gritan, se enredan, se endurecen, golpean y así mismo concluyen pensamientos que aparecen descoloridos y se entenebrecen.
Odio esa pausa que se extiende, que solo debe terminar.
Ese silencio interior que agobia, que debe sacudirse, aplastarse.
Es como un testigo de cuánto estoy desapareciendo
Odio el silencio
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