Te doy mi alma desnuda,
Como estatua a la cual ningún cendal escuda.
Como estatua a la cual ningún cendal escuda.
Desnuda con el puro impudor
De un fruto, de una estrella o una flor;
Serenidad de Eva antes de ser maldita.
De todas esas cosas,
Frutos, astros y rosas,
Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
Y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.
Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
¡Que tuviera una intensa blancura de azucena!
Desnuda, y toda abierta de par en par
¡Por el ansia del amar!
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